¿Eres pues un ángel? No, respondió 
¿Acaso un santo? No, respondió. Entonces ¿qué eres?
Respondió el Buda: Estoy despierto.

Sabiduría Universal

¿Qué parece hacer tan apreciable la condición del llamado despierto?, ¿acaso estar despierto significa que se ha salido de alguna pesadilla en la que los demás mortales parecemos encontrarnos? Despertar del sueño es una forma más de nombrar la meta suprema de los seres humanos que, prisioneros de los conceptos y condicionantes de su yo superficial, deambulan por la hipnosis del Sistema. Un despertar que los lúcidos han considerado como requisito de liberación infinita.

 

¿Cómo puede uno pensar que la vigilia que experimentamos cada mañana al despertar de nuestro sueño de noche, siga formando parte de otro sueño mayor que incluye al propio día?, ¿cómo puede uno pensar que nuestra identificación mental con “reglas y modelos” sea como vivir en esa caverna de Platón con su mundo irreal de sombras?, ¿qué solemos entender por un sueño?, ¿acaso la sucesión de experiencias que ocurren dentro de nuestra cabeza? Y si tienen razón los Vedas y esto que vivimos cotidianamente es lo irreal, ¿cómo será entonces lo Real?, ¿qué dicen los despiertos de ello?

 

Dicen que así como un pez que nunca ha salido del agua, no sabe que está en el agua, de la misma forma el ser humano que deambula dormido y nunca ha experimentado un instante de despertar, tampoco sabe que está dormido. Y así como el pez ignora que está en el agua porque está identificado con ella, de la misma forma el yo esencial está identificado con la actividad mental de su persona. Es decir, que para conocer la mente, habrá que “salir” de la propia mente y observarse desde algún lugar diferente, más elevado y des-implicado. Y dado que el ojo no se ve a sí mismo, si queremos ver al ojo, habrá que trascenderlo y observarlo desde algo que no sea dicho ojo. Así pues, para conocer a una mente que confunde la Realidad con lo que ella proyecta, se deberá trascender a ésta y proceder a observarla desde un promontorio más elevado. Un yo-Observador que no es la mente, sino LO que ve a  la mente.

 

Dicen también que la mente es la gran “fabricante” de lo que llamamos realidad y la intérprete de la percepción. De hecho, tal realidad se conforma en el tálamo cerebral mediante un proceso de escenificación que éste codifica con los impulsos eléctricos que los  sentidos captan del “ahí fuera”. Una escenificación que no tiene necesariamente que suceder cuando nuestros sentidos captan objetos del exterior, sino que también se produce mientras nuestro cuerpo duerme con todas sus consecuencias reactivas de pánico, sudor, goce, placer, sonrisa, ritmo cardíaco… que dan realidad al durmiente.

 

Los despiertos dicen también que mediante un proceso de trabajo y Gracia, han logrado salir de la caverna y despertar a la Realidad, algo que no es un reflejo de la misma, tal y como sucedía en la caverna, sino un “plano absoluto” de supraconciencia. Un estado infinitamente mejor que la realidad plural en la que deambulamos todos nosotros, los durmientes.

 

A veces sucede en el mundo del sueño que vivimos que de pronto, aparece en nuestra pantalla, un extraño “fluido despertador” afirmando: “usted está en un sueño”. Una posibilidad que, además, señala cómo hacer volar el programa de identificación. Y si ante tal aparición, uno resuena y sigue indagando, comienzan a suceder cosas. Ante tal perseverancia, “el dinamitador” aparece de nuevo y pone cargas de des-hipnosis que dicen: atención sostenida, aquí ahora, observa tu mente, no eres tu mente y la personalidad que ella fabrica, ni tu cuerpo, eres ESO, Infinitud, Totalidad, Océano de Consciencia.

Fragmento del Libro “Inteligencia del Alma. 144 avenidas neuronales hacia el Yo Profundo” José María Doria
Libor Inteligencia del Alma
Cartas Inteligencia del Alma

En un mundo como el actual, en el que predicadores y vendedores de ideas prometedoras se reparten la energía de los buscadores, Inteligencia del Alma se yergue como una síntesis de sabiduría que inspira al lector de manera no casual sobre la mejor actitud para recorrer «el días de hoy» y dar sentido a su vida. Es una obra que alberga lúcidos pensamientos de muchos de los sabios que han acompañado al hombre a lo largo de toda su historia, y los pone al alcance del lector con el fin de aportar claridad para caminar en este convulso mundo y para saber salir de la actual confusión de creencias y valores contradictorios. Nos hallamos ante una obra creada para explorar el yo profundo y descubrir el arte de ser mediante el cotidiano recorrido de las 144 avenidas neuronales que la conforman.