Por mi experiencia vital he estado muy en contacto con la herida de abandono, rechazo, la sensación de soledad o no pertenencia y el abuso. Es a través de esas de estas experiencias vitales donde aprendí a reconocerme, a sanar y a acoger las enseñanzas que traen estas experiencias.
Desde muy pequeña, además, algo que me caracterizó fue la alta sensibilidad, lo que me otorgó el poder de la reflexión la sensibilidad ante cualquier sutiliza pero también el abrumarme con facilidad, así tuve que aprender y desplegar una serie de estrategias para la autorregulación del sistema nervioso.