Personalmente me apoyo en la palabra “Transpersonal”, o porqué no decirlo ESPIRITUAL. Hay que reivindicar dicho concepto, aunque a nuestro intelecto racional occidental le haga dar un salto, y, no lo neguemos, entrar en pánico. Siento por mi propia experiencia- y al fin y al cabo, eso es lo que es váido en este campo, la experiencia vivida, las cicatrices que portamos, la luz que se va asentando- que el último objetivo de la terapia, sea la que sea, es llegar al perdón. A nosotros mismos y a los demás. Y es entonces cuando empieza la transformación,cuando somos capaces de parar, de Vivir, de Amar. Pero primero hay que sanar, hay que mirar dentro, y fuera, y otra vez más dentro todavía. Todo está dicho. Ahora sólo queda redescubrirlo y ponerlo en práctica.
Es un viaje maravilloso, lleno de pruebas colosales, pero la grandeza espera al final de tan arduo viaje. Sólo hay que dar el primer paso…y confiar. Lo demás vendrá, te doy mi palabra.
Terapia Transpersonal, Sufismo, Teosofía, Yoga Integral de Sri Aurobindo y La Madre, Enseñanzas Vedánticas, Neurociencia… Por todos lados he buscado, y en todos he encontrado el mismo mensaje. Uno de AMOR. Sí, con mayúsculas, libre de apegos, carencias y proyecciones. De dentro hacia fuera, inmenso, insondable. Al principio, en el medio y al final. Sólo AMOR.