Lo que pensamos debe estar alineado con lo que decimos y lo que hacemos, este alineamiento se adquiere cuando estamos en armonía con nosotros mismos, cuando asumimos la responsabilidad y el control de nuestro estado emocional en todo momento, cuando los demás y las situaciones dejan de ser los responsables de nuestro sufrimiento.
Nuestra felicidad y crecimiento está en lograr nuestro equilibrio, físico, emocional y espiritual. La calidad de nuestra vida es la calidad de nuestras relaciones íntimas, familiares, amigos, compañeros de trabajo. Si anhela una vida mejor, comience por trabajar en dos cosas: la calidad de sus emociones diarias y la calidad de sus relaciones.