Me quedo maravillada ante la sabiduría del cuerpo, que me habla a través de mis dolencias y enfermedades, además funge como puerta de transformación profunda. Con herramientas como el baile, el movimiento, el arte y la música se puede darle voz al cuerpo para hacer consciente lo que grita por atención e integración.
El amor propio se ha vuelta un trabajo intenso y muy gratificante tanto en mi camino personal como en el proceso terapéutico, aceptación incondicional y compasiva de mi mism@ es la piedra angular para la transformación de mi, de los demás y del mundo.