Lo importante no es lo que sucede sino como lo interpretamos.

Lair Ribeiro

La llegada de una enfermedad puede significar incómodo fastidio para unos y una oportunidad de reflexión y descanso para otros. Y así como hay personas que, ante el retraso de algo previsto, experimentan frustración y ansiedad, otras, por el contrario, consideran el mismo acontecimiento como una ocasión de distancia y desapego. La pérdida de un trabajo, un accidente inesperado, la muerte de un ser próximo, una noticia que cambia los planes… no significan nada en sí mismas. En realidad, los acontecimientos nacen neutros y alcanzan su significado y consiguiente carga emocional cuando son procesados e interpretados por el andamiaje de nuestra mente.

 

Ante esta gran relatividad de los hechos, merece la pena invertir en aquella parte de nuestra mente que se ocupa de reencuadrar el significado de las cosas. Si ponemos atención a la parte mental de uno mismo que procesa los sucesos que acontecen, observaremos que ésta dispone de opciones, o bien se canaliza por la visión negativa y centrípeta, o bien opta por dar la vuelta a la situación y contemplar el problema como una oportunidad de cambio y mejora.

 

La aceptación o aversión con que recibimos los acontecimientos depende, de la perspectiva con que son contemplados y elaborados. Es decir, cada hecho dispone, en sí mismo, de todos los colores imaginables. Por tal razón, a través de nuestra interpretación, actualizamos el color que mejor encaja en la compleja gama de intereses de nuestra vida. Recuérdese el famoso dicho popular que afirma: Nada es verdad ni mentira, las cosas tan sólo son del color del cristal con que se miran. En realidad, para asegurar el crecimiento sostenido y una buena salud mental, convendrá que aprendamos el arte de encontrar la mejor interpretación de lo que sucede. Aprender a interpretar es aprender a conquistar la paz. Sin duda, un deber de nuestra madurez psicológica y una responsabilidad de nuestra persona.

 

Ante cada suceso de apariencia infortunada, formulemos una pregunta simple pero de sorprendentes resultados: ¿Qué intención evolutiva trae este acontecimiento? Recordemos que la grandeza e infinitud del Universo no están diseñadas para ensañarse con ninguna de sus criaturas. Ante la llegada de la desgracia, uno también se pregunta qué pretende la Vida con tal acción y cuál es la intención evolutiva del proceso de pérdida al que se enfrenta. Las respuestas llegan por vía intuitiva, insinuando una progresiva maduración y la educación de valores y cualidades insospechadas.

 

Los hechos son neutros en sí mismos. Lo que nos hace felices o desgraciados son las interpretaciones que hacemos de los mismos. Programas mentales insertados en nuestra conciencia que, sin duda, fueron aprendidos de padres y educadores y reajustados con nuestras propias experiencias.

 

Recordemos que todo el Universo está implicado en cada suceso y que azar es tan sólo el nombre que le damos a una ley todavía desconocida. Las cosas no suceden casualmente, sino causalmente. Detrás de cada hecho, por pequeño e insignificante que éste sea, subyace el sentido total de la existencia. Ejercitemos una interpretación evolutiva de los acontecimientos y cuando nuestra mente se contraríe por frustraciones y pérdidas, respiremos profundo, observemos globalmente y abramos un espacio vacío para que otra interpretación, más evolucionada y amplia de los hechos, aparezca. Nadie nace para sufrir. Si uno quiere vivir en paz, conviene que aprenda a elaborar interpretaciones sanas y positivas de lo que, simplemente, le sucede en la vida.

Fragmento del Libro “Inteligencia del Alma. 144 avenidas neuronales hacia el Yo Profundo” José María Doria
Libor Inteligencia del Alma
Cartas Inteligencia del Alma

En un mundo como el actual, en el que predicadores y vendedores de ideas prometedoras se reparten la energía de los buscadores, Inteligencia del Alma se yergue como una síntesis de sabiduría que inspira al lector de manera no casual sobre la mejor actitud para recorrer «el días de hoy» y dar sentido a su vida. Es una obra que alberga lúcidos pensamientos de muchos de los sabios que han acompañado al hombre a lo largo de toda su historia, y los pone al alcance del lector con el fin de aportar claridad para caminar en este convulso mundo y para saber salir de la actual confusión de creencias y valores contradictorios. Nos hallamos ante una obra creada para explorar el yo profundo y descubrir el arte de ser mediante el cotidiano recorrido de las 144 avenidas neuronales que la conforman.