En la vida no hay cosas que temer. Sólo hay cosas que comprender.

Marie Curie

Aquella noche de tormenta, en el caserón de mi abuela, oí aquel chirrido… el pánico desencadenó en mi mente todo un catálogo de imágenes terroríficas. Al poco, percibí el ruido de pasos que se aproximaban. Al instante sentí un maldito bloqueo en todo mi cuerpo. Miré hacia la puerta de mi habitación, no podía moverme, ni tampoco apartar mi mente de la manivela… sudaba entre las sábanas, no podía hacer nada…  La manivela giró, la puerta se abrió, y de pronto… apareció el rostro sereno de Julián, el guarda de la casa de mi abuela…

 

Tras una tormenta emocional causada por tan efímera causa externa, uno se pregunta. ¿Cuál es la naturaleza del  miedo?, ¿qué es eso tan poderoso que puede desencadenar la más terrible angustia en nuestra existencia?” Las investigaciones de la mente nos indican que el miedo está basado en la memoria de dolor. Se trata de un estado mental que se conforma en base a un registro de dolor que nuestra memoria posee archivado y que es “proyectado” al futuro que nos amenaza con su posible repetición.

 

Además del miedo personal, existe un miedo global al mundo. Se trata de un sentimiento que nace al permitir discursos amenazadores acerca de lo inseguro que es este planeta como plataforma del vivir. Frases y decretos tales como: las cosas van de mal en peor… otro muerto, otra guerra, otra empresa que cierra, la bolsa se viene abajo… logran crear en la corriente mental una carga contracciones tóxicas que, tarde o temprano, somatizan en el psicocuerpo.

 

En realidad, desde una visión transpersonal, los hechos son neutros, la clave está en las interpretaciones que  nuestra mente realiza acerca de los mismos. Lo que es bueno para unos, es una maldición para otros. Y al revés, cuando un suceso perjudica a unos, existen otros que sacan provecho del mismo. Cuando un acontecimiento hiere en una de las partes de nuestro yo, el mismo hecho puede, a su vez, estar sanando a otras. La vida es un equilibrio complejo entre el derecho y el revés. Cara y cruz de la moneda tejen la trama que nuestra mente interpreta. Se trata de comprender que cuando lleguen las pesadillas, se puede dar la vuelta al calcetín y elegir la interpretación más óptima. Sin embargo, sabemos que hasta el acontecimiento que parece más triste, trae sinuosamente aparejado cambios que conllevan crecimiento y apertura.

 

El hecho de aceptar “lo que hay”, produce una gran paz en el alma. Desde que somos bebés, sabemos que el dolor forma parte del juego del crecer. Sin embargo, esto no determina que permitamos la elaboración de discurso negativos de nuestra mente. Cuando se sienta miedo, obsérvense las memorias que maneja nuestra mente y, en seguida, procedamos a construir una opción más sana. Se trata de momentos en los que lo nuevo quiere florecer. El miedo sano nos protege de lo que puede suceder y nos conduce a la acción neutralizadora de aquello que amenaza. Por el contrario, el miedo patológico que parece carecer de solución, nos paraliza y bloquea, generando pensamientos obsesivos que no resuelven y nada aportan.

 

Abramos la ventana al mundo y renunciemos a la felicidad. Para ser feliz, tal vez, haya que liberarse de la esperanza de ser feliz. Lo único que tenemos es el ahora. Lo importante es observar nuestra propia mente y sus vericuetos. Y más tarde, agradecer por adelantado.

Fragmento del Libro “Inteligencia del Alma. 144 avenidas neuronales hacia el Yo Profundo” José María Doria
Libor Inteligencia del Alma
Cartas Inteligencia del Alma

En un mundo como el actual, en el que predicadores y vendedores de ideas prometedoras se reparten la energía de los buscadores, Inteligencia del Alma se yergue como una síntesis de sabiduría que inspira al lector de manera no casual sobre la mejor actitud para recorrer «el días de hoy» y dar sentido a su vida. Es una obra que alberga lúcidos pensamientos de muchos de los sabios que han acompañado al hombre a lo largo de toda su historia, y los pone al alcance del lector con el fin de aportar claridad para caminar en este convulso mundo y para saber salir de la actual confusión de creencias y valores contradictorios. Nos hallamos ante una obra creada para explorar el yo profundo y descubrir el arte de ser mediante el cotidiano recorrido de las 144 avenidas neuronales que la conforman.