Contemplarnos en toda nuestra magnitud es primordial para realizar un proceso de desarrollo personal. Así, la integración de la mente, el cuerpo, la emoción y la esencia será fundamental en el trabajo de acompañamiento.
Poder observarnos más allá de nuestra biografía personal, incluyendo nuestras relaciones, nuestros vínculos y nuestro bagaje sociocultural, posibilitará la comprensión y la proyección hacia las nuevas direcciones que anhelamos en nuestras vidas.
Revisar nuestro recorrido vital y poder recordar, reconocer, nombrar, sentir y acoger lo que acontece, nos llevará a la restauración y a la capacidad de autogestionar nuestros procesos actuales.