En nuestra biografía reconocemos las heridas de nuestra infancia, lo que se creo en relaciones insanas debe restaurarse en relaciones sanas y una relación a sanar es con nuestro niño interior.
Hay dolores que corresponden a nuestro momento vital, pero otros aparecen como música de fondo y van más alla de nosotros, los dolores que heredamos es importante reconocerlos, integrarlos y reconciliarlos.
Como hombres asumimos decretos que nos hacen pensar que la salud mental y emocional no es para nosotros; “los hombres no lloran”; hoy comprendo que la masculinidad sana se transfiere entre hombres.