Creo en la felicidad, y creo en que no hay que esperar que suceda algo para ser felices, todo lo que necesitamos para serlo ya está en nosotros. Solo debemos prestar atención, darnos cuenta. Darnos cuenta de nuestras reacciones automáticas, de nuestros condicionamientos, de nuestras creencias y pensamientos, de nuestra forma de hablar y de escuchar, de nuestra presencia, tanto con nosotros mismos como con los demás, y de esta forma poder elegir cómo queremos vivir, aceptar, abrazar, acoger y transformar. Y desde ahí, ser libres, conectar con nosotros mismos, y ser capaces de disfrutar y expresar la alegría, la luz y la paz que somos.