En mi camino de crecimiento, conforme fui soltando mi deseo de controlarlo todo y me abrí a escuchar a mi cuerpo y no solo a mi mente, mi vida se llenó de momentos de felicidad plena y disfrute. En ese camino, el deseo de compartir con otros todo lo que descubría y aprendía iba creciendo cada día.
Hoy acompaño a personas a conocerse, a descubrirse y a disfrutar del momento presente, porque creo que todos merecemos una vida llena de momentos de felicidad.