La pérdida de algo o alguien importante es incomprensible para nosotros, que aspiramos a vivir en un entorno estable y bajo control. Puede ser un trabajo, una relación o, la más dura, la de un ser amado, y esa desaparición nos sumerge en el duelo del que desconocemos casi todo.
Como sociedad tememos la pérdida y nos refugiamos en el miedo, apartando el conocimiento de lo que nos sucede. Pero el conocimiento es el poder real que nos guiará en esa situación.
Acompaño a las personas a que aumenten su poder sobre sus vidas y superen, con conocimiento, los momentos más difíciles. Mi tarea es conseguir que quien atraviese el duelo lo realice en paz y con el mayor conocimiento posible para aceptar (sin resignación), comprender y crecer mental y espiritualmente.