La magia de escuchar mis sueños, me ha llevado a explorar un espacio ignorado, una aventura reveladora e integrativa de la dualidad sueño-vigilia, consciente-inconsciente. Ser soñadora transpersonal, significa ampliar la mirada, dar luz a esas partes de mí que permanecían escondidas, poner voz a la transparencia de los símbolos que me acompañan cada noche.
Habitar el cuerpo me lleva a lo esencial. Las emociones viejas comienzan por diluirse de forma sincera. En la conquista de mi conciencia corporal, me permito escuchar mis necesidades más profundas.
Una caricia para el alma sonámbula. Me atreví a mirar el laberinto interno, explorando lugares recónditos desde una presencia amorosa. Descubro una fuente poderosa de creatividad infinita. Fluir, conectar y expresar son palabras que renacen en mi nuevo camino de la mano de mi niña interior.