Con el verdadero maestro, el discípulo aprende a aprender, no a recordar y obedecer. La relación con el lúcido no moldea, sino que libera.
Si das pescado a un hombre hambriento, le nutres durante una jornada. Si le enseñas a pescar, le nutrirás para toda la vida.
El mayor de todos los errores estriba en no hacer nada porque sólo puedes hacer poco.